Una de cal y una de arena

"Las desgracias nunca vienen solas" - dice un dicho español.

Y aunque no me puedo quejar, porque a pesar de todo, estoy teniendo la oportunidad de hacerme un hueco en éste mundo y asentar unas buenas bases de lo que algún día será un futuro mejor.

Y aún así, la vida siempre nos da una de cal y una de arena, y gracias a eso somos capaces de valorar lo bueno y quitarle importancia a lo malo. Sin ánimo de poner excusas tontas, tener una infancia complicada te hace centrar toda tu atención en las cosas malas, y no valorar las buenas como se merecen, y eso se puede ver en muchos jóvenes y mayores.

Y cada vez me pregunto, que será lo próximo? A veces el optimismo desaparece sin dejar rastro y el día a día se hace mas y mas duro. Entonces te das cuenta que la vida es siempre complicada, desde el principio hasta el final, y que nada es gratis. De hecho, algunas cosas requieren un excesivo esfuerzo para el resultado, que hace plantearse si mereció la pena.

Y parece como si todo fuera un problema, hace sol pero en tu interior está gris, nublado, lluvioso. Falta de tiempo, falta de dinero, falta de cariño, son las causas mas comúnes. A veces el dolor de heridas pasadas reabiertas, la incertidumbre, la falta de confianza y la soledad, suelen hacer mella con igual o mayor fuerza.

Nadie está a salvo de estos altibajos, sólo depende de cada uno como gestionarlos, como afectan a nuestras vidas diarias.

En mi caso, me lleno de negatividad, me vuelvo un poco "lazy" y un poco borde. Se me quitan un poco las ganas de todo y no me apetece ni siquiera quedar con amigos.

A pesar de ello, soy consciente de lo antiproducente de esa actitud, puesto que en los malos momentos es cuando más tenemos que cuidarnos y mejor tratarnos. Aun así, como suele ocurrir, es más fácil decirlo que hacerlo.

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